Frase de grupo


¨Sin música la vida sería un error.¨(Nietzsche)


30 de octubre de 2012

Benjamin Gibbard: Former Lives



Al margen de su más que interesante carrera al frente de Death Cab For Cutie y su proyecto paralelo con The Postal Service, Benjamin Gibbard ha decidido poner su nombre y apellido al reciente álbum que este mes ha publicado, su primer disco en solitario

Former Lives no pretende ser un disco más de la banda norteamericana, sino un disco sincero, humilde y muy salido de adentro del universo musical que habita en este impecable compositor, en definitiva un disco con alma. Reposado y mayoritariamente acústico, Former Lives nos trae doce canciones que, si bien quedaron fuera de formar parte en discos pasados y futuros de su banda de cabecera, los ya mencionados Death Cab For Cutie, hacen las delicias en este capricho del artista de publicarlas y rescatarlas del olvido. Mucho se ha hablado que su reciente ruptura con Zooey Deschanel fuese el principal motivo de su atrevimiento a colocarse solo ante el peligro, quizá alguno de los temas esté encaminado hacia ello, pero tras la escucha del disco no te deja con la sensación amarga del desamor o melancolía, te transmite un sensación de lo más agradable y de paz; echadle un escucha a BrokenYolk In Western Sky para saber de qué os hablo. Es curioso como abre el álbum, Sepherd’s Bush Lullaby, un breve corte, que no llega ni a un minuto de duración, completamente a capella acompañado de unos coros. Ha contado con la colaboración de la cantautora norteamericana Aimee Mann en Bigger ThanLove, canción que roza la perfección en un dueto con una bella interpretación que pone los pelos de punta. Nos recordará a Teenage Fanclub en Duncan, Where Have You Gone? y al rock americano en Teardrop Windows, primer adelanto que se dio a conocer del álbum, pero claramente tendremos referencias de su etapa anterior en Lady Adelaide y Dream Song, donde aquellos magníficos Transatlanticism (2003) y Plans (2005) llevaron a su banda a ser muy tenidos en cuenta por la crítica y aumentar exponencialmente el número de sus seguidores.

Realmente es un disco que no innova, no nos esperemos de él una revolución, pero con este capricho personal Gibbard nos ofrece doce canciones con una garantía de calidad incuestionable tanto lírica como musical y que a mi han sabido cazarme de la primera a la última.



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