Al margen de su más que
interesante carrera al frente de Death Cab For Cutie y su proyecto paralelo con
The Postal Service, Benjamin Gibbard ha decidido poner su nombre y apellido al
reciente álbum que este mes ha publicado, su primer disco en solitario.
Former
Lives no pretende ser un disco más de la banda norteamericana, sino un disco
sincero, humilde y muy salido de adentro del universo musical que habita en
este impecable compositor, en definitiva un disco con alma. Reposado y mayoritariamente
acústico, Former Lives nos trae doce canciones que, si bien quedaron fuera de
formar parte en discos pasados y futuros de su banda de cabecera, los ya
mencionados Death Cab For Cutie, hacen las delicias en este capricho del
artista de publicarlas y rescatarlas del olvido. Mucho se ha hablado que su
reciente ruptura con Zooey Deschanel fuese el principal motivo de su
atrevimiento a colocarse solo ante el peligro, quizá alguno de los temas esté
encaminado hacia ello, pero tras la escucha del disco no te deja con la
sensación amarga del desamor o melancolía, te transmite un sensación de lo más agradable
y de paz; echadle un escucha a BrokenYolk In Western Sky para saber de qué os hablo. Es curioso como abre el
álbum, Sepherd’s Bush Lullaby, un
breve corte, que no llega ni a un minuto de duración, completamente a capella
acompañado de unos coros. Ha contado con la colaboración de la cantautora
norteamericana Aimee Mann en Bigger ThanLove, canción que roza la perfección en un dueto con una bella
interpretación que pone los pelos de punta. Nos recordará a Teenage Fanclub en Duncan, Where Have You Gone? y al rock
americano en Teardrop Windows, primer
adelanto que se dio a conocer del álbum, pero claramente tendremos referencias
de su etapa anterior en Lady Adelaide y
Dream Song, donde aquellos magníficos
Transatlanticism (2003) y Plans (2005) llevaron a su banda a ser muy tenidos en
cuenta por la crítica y aumentar exponencialmente el número de sus seguidores.
Realmente es un disco que no
innova, no nos esperemos de él una revolución, pero con este capricho personal Gibbard
nos ofrece doce canciones con una garantía de calidad incuestionable tanto
lírica como musical y que a mi han sabido cazarme de la primera a la última.
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